viernes, 14 de agosto de 2015

DE IRONÍAS Y "VIA CRUCIS" - EGOS

DE IRONÍAS Y "VIA CRUCIS"
(EGOS)

Paseaban las dos de la mano, como cualquier pareja lo haría, ya que su amor era un gran orgullo para ambas, así pues, no querían ocultarlo, a pesar de que habían recibido críticas y habían sufrido mucho antes de tomar la decisión de enfrentarse a sus tabúes, a sus miedos, a sus dudas.

Ambas conocían el amargo sabor de la falsedad y la hipocresía, de las intenciones sombrías de muchas personas que se hacían llamar amigas, para luego sonsacarlas y usarlas como carnaza en sus chafarderíos de media tarde, junto al té y las pastitas, recitando una y otra vez los porqués de lo desdichadas que serían y lo mal que gestionaban su vida y bla bla bla...

  • Buenos días - dijo aproximándose una de esas tan amigas de lengua afilada y sentimientos de culebra enrevesada y retorcida – ¿Qué tal estás, María? Te veo muy bien acompañada, querida.
  • Buenas, Sofía, pues sí mira, la vida me sonríe.
  • ¿No me presentas a tu amiga?
  • No es mi amiga, es mi pareja, y sí, te la presento, es Carmen, y es una de esas personas honestas y sinceras, de esas que te enseñan lo que es una buena persona, una buena amiga, comprensiva, y además... la amo.
  • Ay, bueno -dijo algo sorojada y disimulando- me alegro mucho de que estés bien. ¿Y tu trabajo? ¿Has encontrado ya algo?
  • Pues mira, resulta que la floristería funciona a la perfección y tengo bastantes clientes, de esos que no me critican después de la compra y de quedarse un ratito a charlar, de esos fieles que agradecen mi hospitalidad, mi amor, y mi comprensión, algunos incluso se han convertido en buenos amigos porque supieron ver quien soy en lugar de buscar la manera de hundirme o de someterme a juicio entre palabras llenas de veneno de serpiente para su regocijo personal. Y es que, ¿sabes? Me he dado cuenta de que la vida aparta a esas personas que son perjudiciales para uno, las pone en tu camino para que aprendas algo, te lo enseñan desde su inconsciencia y luego se van, y ¡menos mal! Porque como amigos no sirven y como clientes son demasiado desagradecidos.
  • Veo que sigues enfadada conmigo, querida, pero es que yo tenía motivos para decir todo lo que dije.
  • Sí, claro, tenías tus motivos, porque tus conflictos personales no te permitían ver más allá de lo que estaba ocurriendo, necesitabas proyectarlos en mí, y espero que te haya servido para darte cuenta de que hay algo que tienes que resolver dentro de ti, algo que en realidad no tiene nada que ver conmigo, y de veras, preciosa, espero que lo superes, porque a mí no me corresponde hacerlo.
  • Fuiste tú la culpable, no yo, no empecemos, porque no fui yo la que se inventó lo que pasó, aún estoy esperando aquel pedido que te hice, pero veo que no me lo traerás. Además, no me hables de conflictos que tú tienes unos cuantos problemas que resolver, no me vengas dando clases a mí.
  • Sí, y qué bien te viene que yo tenga problemas, o más bien que los tuviera, porque eso te hizo creerte en el derecho de criticar mi manera de gestionarlos. Y no, no fuiste tú la que inventó lo que pasó, pero sí que interpretaste lo que te convenía en ese momento y prolongaste tu ira y tu desprecio durante dos años, sólo porque no eras capaz de enfrentarte a tu propio conflicto. Ahora ya no hay nada entre nosotras, no existe amistad, no existe nada, tú lo mataste, pero de igual forma yo no estoy ni enfadada, ni resentida, sólo he aprendido a decir lo que pienso, como hace todo el mundo, sin morderme la lengua, sin ser hipócrita, porque  ahora sé defenderme, algunas personas de mi vida, personas como tú, fueron mis grandes maestras para aprender a darme cuenta de quién me ama y quién quiere utilizarme y doblegarme.
  • Veo que no tienes un buen día.
  • Pues mira, sí, hoy tengo un buen día, porque he dejado de caminar por encima de los clavos que otros iban colocando, he dejado de llorar, he dejado de sufrir y he dejado de dar mi amor a cualquiera, el amor se expande desde mi alma para todo el mundo, aunque lo recibe sólo quien sabe hacerlo, y aquellos que no lo saben recibir, lo desprecian, como tú, pero no importa, no espero nada de ti, ni de nadie, simplemente aquellos que saben amar me corresponden y los que no, deben aprender todavía, porque la amistad, el amor, no es algo que se sepa sentir o dar, debemos aprender, madurando, creciendo emocionalmente...
  • Me estás ofendiendo, y luego te quejas y dices que el conflicto es mío.
  • No, querida, no hablo desde el conflicto, sino desde mi comprensión, yo ya viví lo que tenía que vivir contigo, y sé que cuando llegues a casa llamarás a tu querida amiga para explicarle lo malísima que soy y cómo te he ofendido en plena calle, y le contarás que además ahora salgo con una mujer, cosa que te dará bastante jugo en tu chismorreo particular, pero no importa eso tampoco, porque no me afectan esos juegos, ya no, ahora prefiero darte yo la noticia para que la saborees, pero diciéndote en tu cara lo que pienso de ti, de tu personalidad, de tu ego, porque tu alma es pura, pero la inocencia que nace de tu desconexión con tu ser, no te permite ver más allá de tus prejuicios y tus creencias.


  • Ya estamos con tu psicoanálisis barato.
  • Bien, ya hemos terminado por hoy, sigue en tu vía crucis que yo ya no voy a volver a pisar el suelo de los afligidos que sufren victimizados por sus propios pensamientos absurdos. Sigue hablando, pero has de saber que tus habladurías son sólo una distracción que no te permitirá avanzar y te aplastarán sometida a tu propia conducta para la cual inventarás tu propia panacea, que no será más que otra mentira para creerte que estás siendo espiritual, buena persona, comprensiva y benefactora, cuando en realidad no eres capaz ni de renunciar a tu orgullo para reconocer que estás celosa y enfadada por todo lo que no consigues. Obsérvate y aprende de ti misma, de tu ego, de tus miedos, de tu envidia, de tus errores, no son nada malo, sólo te están avisando de que hay algo ahí por resolver. Te deseo lo mejor, pero olvídate de mí, no existo para ti. Adiós.

La amiga se quedó allí, petrificada, mientras María y Carmen se iban abrazadas alejándose del lugar. Jamás antes alguien le había hablado así, y mucho menos ella, María, la buena de María, aquella mujer que siempre lo daba todo y aceptaba todo. ¿Qué le habría ocurrido? ¿Por qué parecía tan enfadada?
Se fue con su bolsa de la compra hacia casa pensativa y cuando llegó allí, después de guardar las manzanas y los plátanos, cogió el teléfono y marcó el número de su querida amiga Francisca.

  • Dígame – se escuchó al otro lado del auricular.
  • Francisca, soy yo, Sofía, no te creerás lo que me ha pasado...

E. Vera Vitae...

lunes, 10 de agosto de 2015

LOCA

Me llamo Lola y estoy aquí porque dicen que estoy loca. Hace ya mucho tiempo que dejé de preguntarme si ellos tienen razón o no, porque verdaderamente ya no controlo lo que sucede en mi mente, ella ha tomado las riendas de mi vida, sepultándome hasta lo más hondo y oscuro de mí, atrapada entre pensamientos obsesivos y dolorosos por alguien a quien amé desesperadamente.

Los doctores que me atienden desde hace años dicen que tengo un trastorno obsesivo severo, pero me ocultan algo más, lo sé, porque la medicación que tomo no es suficiente para mantener a raya lo que estoy sintiendo y las voces que escucho no paran de discutir entre ellas, una dice que es mi mente, la otra mi corazón, pero mi mente tiene muchas voces distintas, mientras que mi corazón siempre usa la misma. 
 
Aquí no se está mal, no tengo que preocuparme por las facturas, no tengo que salir a la calle, donde la gente me parece cada día más hostil e incomprensiva, ni tengo que ir a trabajar, de hecho, esto se ha convertido para mí en un refugio del cual no deseo salir, aunque a veces me pregunto cómo sería regresar ahí afuera y volver a tener una vida normal. Normal, sí, eso que está bajo el paradigma de las normas establecidas, eso que yo no aceptaba y rechazaba con uñas y dientes. 
 
Siempre fui una inconformista, todo me parecía poco, nada era suficiente, pero carecía del valor para luchar por lo que quería y siempre me acababa dando por vencida, así que después me sentía frustrada y me torturaba por haber desistido en mi empeño por cambiar las cosas.

Toda mi vida ha sido siempre una contradicción emocional, un deseo que se oponía a otro deseo subyacente, y que intentaba emerger para ser observado y tomado en cuenta. 
 
Los llamados “sanos”, no entendieron nunca mi mundo, y mi familia siempre me trató como si fuera un caso aparte, ya sabes, la oveja negra, la que nadie escuchaba porque no tenía nada importante que decir, o nada que a ellos les interesara, y es que hablar de amor y de buenas intenciones siempre resultó aburrido a la alta élite de los Dublanch, mi apreciada y selecta casta.

Por eso y por algunos cientos de razones más, acabé en este lugar, sola, bueno, con la compañía de otras personas locas que, al igual que yo, no pudieron soportar el peso de pertenecer a este mundo, a esta especie llamada “humana”.

Siempre pensé que el ser humano debía ser sensible y responsable, inteligente pero con alma, con corazón, y sin embargo siempre vi en mi especie todo lo contrario. Renegué tantas veces de pertenecer a ella, me odié por ser un ser humano, por haber nacido, por no hacer nada para que algo, por poco que fuera, se transformara de alguna manera...

Todo se complicó más cuando le conocí a él, un hombre atractivo, lleno de conocimientos insulsos, alguien tan diferente de mí. El primer día en que le vi supe que le amaría para siempre, que era mi sueño hecho realidad, sin embargo él era frío y distante conmigo. Siempre estaba rodeado de mujeres que le halagaban y le perseguían y él no dudaba en aprovechar su carisma para irse con aquella que más le interesara a la cama. Yo trabajaba para él, era ya su tercera secretaria, un trabajo que detestaba, pero en aquella época tenía que sobrevivir por mi cuenta, ya que mis padres habían decidido que tenía que aprender a vivir, en fin, mis tres hermanos disfrutaban de puestos de trabajo en la empresa de papá, mientras yo tenía que demostrar mi valía ejerciendo de secretaria de uno de los tantos socios de mi padre.
Había estudiado Bellas Artes, y la verdad, no se me daban nada bien las tareas administrativas, así que, cada dos por tres recibía alguna reprimenda del señor Rojas, aquel hombre que tanto me gustaba.

Uno de esos días en los que hubiera sido mejor que no me levantara, Leandro Rojas tuvo la genial idea de invitarme a cenar y yo fui tan estúpida que me ilusioné como una niña pequeña, así que accedí a ir con él.

La cena fue para mí algo maravilloso, sin embargo no me daba cuenta de lo superficial y materialista que era aquel hombre del que me había enamorado perdidamente.
Era tan sumamente atractivo que perdía la razón y el entendimiento, y no lograba hacer otra cosa que mirarle y sonreír como una absurda mujer desprovista de inteligencia. Así que me convertí en lo que él deseaba, una chica fácil, tan sólo por el hecho de amarle, tal vez inmerecidamente, puesto que él jamás sintió lo mismo por mí y se aprovechó de mis sentimientos para usarme y después despreciarme.

A partir de ese día mi obsesión se encendió como una cerilla eterna, y caí en un profundo abismo de desolación. Mi gran amor me había tratado como a una prostituta, había conseguido lo que quería de mí, haciendo uso de su habilidad seductora y beneficiándose de mi ingenuidad.
Mi inocencia quedó destruída para siempre, mi fe en el amor, mi deseo de amar, mi confianza en los hombres, todo eso se destruyó. La única esperanza que me mantenía en este mundo cuerdo era que existía el amor, el romance, y creía de veras que viviría una historia de amor de esas tan hermosas, de cuento, de película, y en lugar de eso descubrí la parte más sórdida de los hombres.
Pero no me bastó con arrastrarme y perseguirle suplicándole más amor, más migajas, más limosna afectiva, sino que además soporté su maltrato psicológico y sus desprecios durante dos largos años, en los cuales me utilizaba cuando le apetecía y luego volvía a gritarme que le repugnaba, que no quería estar conmigo y que había cedido sólo por la necesidad de echar un polvo, porque no habia nadie más disponible.

Obsesión.



Sólo deseaba que me amaran, pero en este mundo de hipocresía y cuerdos que sólo disfrutan de la parte superficial de la vida, haciendo daño para satisfacer sus necesidades, sus caprichos, y mantenerse al margen del amor, me tocó comprobar que no existe nadie como yo, salvo mis amigos, los locos, con los que hablo cada día de lo mal que va el mundo. Qué irónico, los de ahí afuera parecen estar más locos que nosotros.

Todos los días veo cómo se están destruyendo poco a poco, cómo el amor se va apagando lentamente, cómo vamos siendo cada vez más los que estamos aquí...

A veces estoy segura de que ellos son los locos, porque en este lugar hay muchas mentes perdidas, pero hay mucho más amor que allí afuera.

Otras veces me doy cuenta de que esto es sólo un sueño que aguien, una mente gigantesca tal vez, está soñando, y que sólo soy parte de ese sueño. Tal vez si yo despierto pueda escapar de esto, y hallar una realidad alternativa en la que por fin encuentre mi felicidad interior y, con un poco de suerte, ese famoso y escurridizo amor verdadero...

Por lo pronto, y por hoy, ya no voy a explicarte más sobre mí y sobre mis desgraciadas aventuras por la vida, ya son sesenta años de golpes y heridas, y desde que estoy aquí finalmente ya me siento segura.

Así que, querido corazón, que sepas que seguiremos hablando, te seguiré dando mis razones para sufrir y para desconectar de eso que llaman realidad, porque estoy agotada de tanta incoherencia y de que tú me intentes convencer de que el amor existe, de que sólo debo mantener la fe y la calma, ya me cansé de esperar, y de buscar, por eso, aquí estoy a salvo, a salvo de volver a caer en la trampa de enamorarme, o en la de depositar mi alma y mi amor en el ser humano, se acabó.

Me llamo Lola y estoy aquí porque dicen que estoy loca...

E. Vera Vitae.